Tesla le exigió a un cliente un pago de 4.500 euros para devolverle 130 kilómetros de autonomía a su Tesla Model S. Y lo más curioso es que fue la propia Tesla la que le quitó la autonomía al cliente al pasar por su taller. Todo esto tiene su origen en la forma de proceder que tenía Tesla hace ya varios años: montaban baterías más grandes en sus coches, pero iban limitadas por software para simplificar el proceso de producción.
Tiempo atrás, Tesla tenía unos procesos de producción mucho más simples. El Tesla Model S 40, por ejemplo, era en realidad un Tesla Model S con batería de 60 kWh, pero limitada por software para ofrecer tan solo 40 kWh de capacidad. Esto lo hacían porque de ese modo los coches se fabricaban en serie con la misma batería, para tener una producción más simple y rápida. Pero a los clientes se les vendía exactamente la capacidad que hubieran comprado. Y aunque eso se acabó hace muchos años, esa práctica se mantuvo para los reemplazos en garantía de baterías que ya no estaban en producción.
Tesla bloqueó 130 km de autonomía a un cliente y pedían 4.500 dólares de rescate
Lo que ha quedado hasta un tiempo más reciente es algo parecido. Si tú tenías un Model S 40, pero Tesla ya no trabajaba con esa capacidad de batería, entonces se instalaba una de 60 kWh limitada en capacidad. Se hacía así cuando se tenía que llevar a cabo un reemplazo en garantía, y en caso de que dicho componente no estuviera ya en la línea de producción del fabricante. En definitiva, todo este lío lo hacía Tesla para poder ofrecer diferentes opciones de autonomía pero sin complicar la producción con diferentes tamaños de paquete de batería.
Lo que le ha ocurrido a este cliente es que compró un Tesla Model S 90 de segunda mano, pero que originalmente era un Tesla Model S 60. Este Tesla pasó por el taller para que se aplicase la actualización MCU2, puesto que originalmente viene con conectividad 3G de fábrica y esa conectividad va a dejar de funcionar. Y en esta intervención le llamaron de Tesla porque habían encontrado ‘un error en la configuración’ del coche, y le indicaron al nuevo propietario que ‘intentarían arreglarlo’.
La solución al problema del coche fue devolverlo a su configuración de origen, la de un Tesla Model S 60, y con ello quitarle 130 kilómetros de autonomía. Evidentemente, el cliente afectado le explicó la situación al taller para que deshicieran la operación y le devolvieran el coche como él lo había llevado al taller. Pero en Tesla se negaron y, además, le señalaron que tenía que pagar 4.500 dólares para volver a disfrutar de su autonomía, la que tenía cuando llevó el coche al taller para hacer esta operación.
El final de todo es que el cliente afectado se puso en contacto con una persona reconocida por activar funciones en los coches de Tesla a través de modificaciones de software. Esta persona publicó el caso en Twitter, y en poco tiempo se hizo viral. Al hacerse viral, entonces sí, parece que Tesla prestó atención al problema y finalmente le devolverán sus kilómetros de autonomía y su capacidad de batería.