Este final de año está quedando marcado por las informaciones que apuntan a que comprar un coche eléctrico será más barato en 2025. Ocurrirá por dos motivos: las marcas tienen que vender más eléctricos para cumplir con Europa, y además lanzarán novedades en segmentos de acceso, como el FIAT Grande Panda o el Citroën ë-C3.
Y al mismo tiempo ocurrirá lo contrario con los gasolina y diésel. Y también aquí hay dos motivos: por un lado los fabricantes tienen que derivar la demanda hacia los eléctricos, y por otro lado los organismos oficiales quieren subir los impuestos al diésel.

Comprar un coche gasolina, o repostar un diésel, será más caro en 2025
Mientras todavía no se ha definido el Plan MOVES IV, de ayudas a la compra del coche eléctrico, lo que sí que parece que está prácticamente definido es la subida de impuestos a la que tendremos que enfrentarnos el próximo año. Uno de los cambios será la subida del gravamen al gasóleo; es decir, al diésel. El objetivo, o así lo están dando a conocer, es equiparar los impuestos que se aplican a la gasolina y el gasóleo.
El Impuesto Especial sobre Hidrocarburos está regulado por la Ley 38/1992, y es el que afecta al gasóleo con 307 euros por cada 1.000 litros. Por su parte, la Ley 38/1992 de Impuestos Especiales, grava la gasolina con 400,69 euros por cada 1.000 litros. Así que, efectivamente, existe una diferencia considerable entre los impuestos que afectan a un carburante y el otro.
La equiparación de estos gravámenes, que es lo que está previsto que ocurra, debería impactar al precio del diésel en algo más de 9 céntimos por litro. Concretamente, 9,369 céntimos de euro por cada litro de repostaje. Pero es que además hay que tener en cuenta que después se aplica el IVA, del 21% en el caso de los combustibles, así que el impacto final será mayor: en torno a los 11,33 céntimos de euro por cada litro de combustible.

Cada vez más presión para que compremos coches eléctricos, pero sin ayudas suficientes
España es uno de los países con mayor retraso en la adopción de coches eléctricos dentro de Europa. Y como te digo, durante el próximo año vamos a recibir aún más presión que tratará de empujarnos a sustituir nuestros vehículos basados en motores térmicos por un vehículo totalmente eléctrico. Que es lo que, a fin de cuentas, quiere culminar la Unión Europea en el año 2035 con la retirada de todos los ‘no eléctricos’ de los concesionarios.
Una de las formas de financiación de la transformación de los fabricantes, de modelos térmicos a modelos eléctricos, y de la correspondiente inversión que se ha llevado a cabo, será la progresiva subida de precios de sus modelos térmicos. Algo que, por cierto, lleva años ocurriendo en realidad. Pero cada vez es más urgente equilibrar la balanza en favor de los vehículos eléctricos.
Las marcas tradicionales necesitan desincentivar la venta de térmicos, derivar la demanda hacia los eléctricos, y así también equilibrar sus cuentas compensando las inversiones que han tenido que llevar a cabo y compensar los costes de producción que implican los eléctricos puros. En definitiva, el próximo año será más caro repostar, y también será más caro comprarse un coche basado en un motor gasolina o diésel.

