Los coches eléctricos se enfrentan aún a dos problemas: precio y autonomía. Con respecto a lo primero, nuevos procesos de fabricación y nuevas tecnologías irán reduciendo los costes de producción de los vehículos. Con respecto a lo segundo, Israel ha encontrado en la carga inalámbrica su particular solución. Ya tienen planteada la construcción de una carretera con carga inalámbrica.
Conocemos la carga inalámbrica por los teléfonos inteligentes. Los últimos modelos de gama alta cuentan con la tecnología de inducción para la recarga de energía eléctrica, y algo parecido es lo que hará Israel con una carretera. Hasta la fecha hemos visto pruebas de este tipo. La compañía Qualcomm, por ejemplo, ha conseguido ‘test’ satisfactorios con un tramo de 100 metros. Pero en Israel la carretera con carga inalámbrica alcanzará los 17 kilómetros.
Para aprovechar la carga inalámbrica de la carretera, los vehículos eléctricos deben estar adaptados. De momento, sólo los autobuses aprovecharán su capacidad de carga sin contacto.
Una carretera con carga inalámbrica en sus 17 kilómetros
El Ministerio de Transporte ha invertido 120.000 dólares en una compañía llamada ElectRoad, que será la que lleve a cabo el proyecto. Evidentemente, esta carretera cumplirá con un recorrido bastante reducido, de 17 kilómetros. Sin embargo, el gobierno de Israel pretende que sea sólo una primera carretera de muchas otras que se construirán más adelante. Algo así como un piloto, pero con aplicación y utilidad real.
Son sólo 17 kilómetros de tramo, pero el gobierno de Israel pretende desplegar más carreteras de este tipo en los próximos años.
Cubrirá sólo un tramo de 17 kilómetros. Y por el momento se desconoce cuánto va a costar exactamente al gobierno. No se han desvelado detalles sobre la capacidad de carga que ofrece y qué densidad de tráfico es capaz de soportar manteniendo una buena tasa de carga. En cualquier caso, es un importante paso hacia el futuro en el aspecto tecnológico.
Mientras tanto, en Europa los grandes fabricantes se han asociado para desplegar una red de puestos de repostaje de energía eléctrica. Algo idéntico a lo que conocemos ahora con las gasolineras, pero con una red de estaciones de carga para vehículos eléctricos. Es decir, una apuesta por el formato convencional. En Francia, no obstante, hay también una carretera con paneles fotovoltaicos que cumple con funciones parecidas.