Los motores de tres cilindros no son sino producto del downsizing. Una mala suerte de mecánica que ha surgido como adaptación a la normativa contra la contaminación, ajustándose a los procesos de homologación. ¿Son más ‘limpios’? No, y varios fabricantes lo han reconocido en declaraciones públicas, pero pasan por homologación como si realmente fuesen menos contaminantes, y a fin de cuentas esto es lo importante –por ahora-. De hecho, son muchos los problemas de los motores de tres cilindros.
Por debajo de los seis y ocho cilindros se mantenían en las gamas intermedias y baja los bloques de cuatro cilindros en línea que, poco a poco, en muchos casos han acabado convirtiéndose en motores de tres cilindros. En algunos casos de aspiración natural –generalmente por debajo de los 100 CV-, y en otros superando la barrera de los 100 CV gracias al turbo.
Los motores de tres cilindros no son ‘nuevos’, y se desecharon por su mal funcionamiento
Los motores de tres cilindros actuales se venden –desde hace algunos años- como una novedad de la mecánica, y ni mucho menos. En realidad son anteriores a la crisis energética de hace tres décadas, aproximadamente, y en aquel entonces se desecharon por su mal funcionamiento. Los actuales son mejores, evidentemente, pero este tipo de mecánicas pecan de ruido, vibraciones y falta de potencia en el rango bajo de revoluciones –de ahí la turboalimentación para compensar sus carencias-.
Las ventajas y desventajas de los motores de tres cilindros
Evidentemente, desde el plano de la construcción son motores mucho más simples y sencillos de fabricar, además de económicos. Además, a priori deberían tener un mantenimiento más sencillo, y también desde el punto de vista más teórico deberían sufrir de menos rozamientos, y ofrecer un consumo menor.
Sin embargo, frente a estas ventajas de los motores de tres cilindros –muchas de ellas teóricas-, nos encontramos con que producen más ruido y vibraciones, algo que se trata de remendar con sistemas de escape que compensen los ruidos, apoyos para el bloque y una mejor insonorización del habitáculo. Pero también estos motores pecan de una mala respuesta a bajas revoluciones, a lo que la industria ha respondido con la turboalimentación, y bajo exigencias algo elevadas el consumo se dispara por encima de los valores típicos que ofrece, por una mayor carga sobre la mecánica.
En definitiva, tienen aún muchos problemas, y la experiencia de conducción que garantizan no está a la altura de un bloque de cuatro cilindros. Y aunque su ficha técnica dice lo contrario, en muchos casos consumen más combustible –por el esfuerzo al que son sometidos- y son más contaminantes. Pero mientras la normativa y el sistema de homologación siga como hoy, seguiremos ‘tragando’ con bloques de tres cilindros no sólo en utilitarios.