¿Has sospechado alguna vez sobre el afán recaudatorio de la Guardia Civil de Tráfico? Pues darte la razón de una forma tan general sería arriesgado, pero un agente en Andalucía ha prestado declaraciones interesantes al respecto, de forma anónima, desvelando aspectos como que los superiores exigen una cantidad mínima de multas mensuales, y que los agentes de la Guardia Civil de Tráfico son coaccionados para aplicar la mayor cantidad posible de sanciones a los ciudadanos.
Los conductores se quejan de las medidas de la Dirección General de Tráfico y la, en ocasiones, abusiva aplicación del Reglamento General de Circulación por parte de los agentes de la Guardia Civil de Tráfico. La cifra de fallecidos en carretera durante el pasado año mostró una tendencia negativa y siguen desplegándose radares móviles y fijos en puntos en los que, por datos estadísticos, parece que son menos necesarios. La ocultación de radares móviles parece ser una de las cuestiones menos justificadas para los conductores, y un agente de Guardia Civil en Andalucía ha dado la razón a los que sospechan que hay afán recaudatorio en el Cuerpo, por encima de la intención de velar por la seguridad vial.
Existe la orden de multar más: 50 multas mensuales es el mínimo, asegura el agente de Guardia Civil
Según este agente de la Guardia Civil, reciben amenazas para superar un mínimo de 50 multas mensuales. En caso de incumplir estos objetivos mensuales se arriesgan a recibir reprimendas de los superiores, y el agente explica que hay quien ha pedido el traslado con la intención de esquivar las amenazas. En este sentido, asegura que hay agentes que aceptan la dinámica de superiores con este enfoque y los hay que no, porque realmente tienen vocación e intención de velar por la población y cuidar de la seguridad en las carreteras.
También hay agentes de la Guardia Civil de Tráfico, asegura el entrevistado, que son recompensados con hasta 300 euros por alcanzar cifras ‘positivas’ en la imposición de sanciones económicas mes a mes. Unas declaraciones que parten de Andalucía y no sería responsable extender al resto de España, y ni siquiera se ha podido contrastar de forma feaciente que sean reales. Pero encaja, indudablemente, con las sospechas de muchos ciudadanos.