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Probé el Tesla Model Y Performance, y me cabrea que apunten a la conducción autónoma

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Con 460 CV, tracción a las cuatro ruedas y una soberbia aceleración de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos, el Tesla Model Y Performance es un lobo con piel de cordero. Combina su altísimo rendimiento con 580 km WLTP de autonomía y la máxima eficiencia: sólo 16,2 kWh/100 km.

Con 460 CV, tracción a las cuatro ruedas y una soberbia aceleración de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos, el Tesla Model Y Performance es un lobo con piel de cordero. Combina su altísimo rendimiento con 580 km WLTP de autonomía y la máxima eficiencia: sólo 16,2 kWh/100 km.

No es un clickbait: me molesta que apunten hacia la conducción autónoma por la sencilla razón de que este coche es extraordinario en la conducción manual, por llamarla de algún modo. Pero tengo mucho más que contarte sobre él, después de haber estado utilizándolo durante varios días. Y no solo del Tesla Model Y Performance, sino también de la «experiencia Tesla» que tiene a tantos completamente enamorados.

El Model Y Performance tiene 627 CV en ficha técnica por la suma de rendimiento de su motor eléctrico delantero (215 CV) y trasero (412 CV), aunque la realidad es que –como la propia Tesla ya aclaró, el rendimiento real que sirven de forma conjunta es de 460 CV. Que no está nada mal, te lo garantizo.

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Tesla ha cambiado: ahora sus coches tienen un comportamiento extraordinario

Hace años, pero no muchos años, los coches de Tesla no eran especialmente buenos a nivel de comportamiento dinámico. A día de hoy, y especialmente este Tesla Model Y Performance, puedo asegurarte que esto ha cambiado. Ya cambió por completo con la llegada del Model 3 Highland, y luego con su versión Performance, y todo esto se ha trasladado al Juniper y en mayor medida todavía a su versión Performance.

Esta configuración del modelo tiene pequeñas diferencias estéticas como las llantas Arachnid 2.0 de 21 pulgadas, el alerón trasero de fibra de carbono, la suspensión rebajada en altura y ya está En el interior tiene también inserciones específicas, unos asientos deportivos y una pantalla de 16 pulgadas con mayor resolución. Y nada más, aparte de las diferencias en el sistema de tracción, porque además usa la misma batería que los «Gran Autonomía», con 79 kWh de capacidad y química NCM.

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Se carga a 250 kW de potencia máxima en corriente continua y 11 kW en corriente alterna trifásica, así que sin sorpresas aquí también. Pero para una conducción muy diferenciada, e inclinada indudablemente hacia la deportividad, tiene ajustes específicos en la puesta a punto del chasis con unos amortiguadores específicos de dureza variable con control electrónico. Además tiene barras estabilizadoras y casquillos nuevos, que no están en el resto de versiones.

A través de la pantalla, y no es especialmente cómodo que sea así, se controlan los modos de conducción que modifican el trabajo del control de estabilidad, del control de tracción y la suspensión adaptativa. Podemos regular la sensibilidad del acelerador entre Relax, Standard e Insane, y podemos regular el comportamiento de suspensión y dirección en dos niveles. A mí, personalmente, me habrá gustado un tercer nivel por debajo con un mayor confort, aunque es una apreciación totalmente subjetiva y personal.

Equilibrio entre confort para uso diario familiar, y funcional, y deportividad absoluta

Aunque me habría gustado un tercer nivel de ajuste de chasis, con una suspensión y dirección aún menos sensibles y rígidas, lo cierto es que es un coche que se modula de maravilla y ofrece un sorprendente equilibrio entre los dos mundos. Puedes usarlo con comodidad para el día a día, viajar, estar en familia. Y al mismo tiempo, puedes usar sus modos de conducción y que se convierta en un SUV radical de prestaciones tremendas.

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Quizá lo más sorprendente es cómo han logrado, con su puesta a punto, que no solo pueda ser confortable y deportivo a nuestra elección, sino que sobre todo mantenga una capacidad inigualable para ser eficiente. Es un coche que homologa 16,2 kWh/100 km y, de hecho, yo he conseguido hacer consumos incluso más bajos que esto viajando en carretera. Y todo con un enorme confort gracias al notable aislamiento acústico del habitáculo y una muy buena aerodinámica de su carrocería.

Pero no deja de ser el mismo SUV práctico, familiar, espacioso y tecnológico que ya es en cualquiera de las demás versiones. Con su avanzada tecnología de conducción semi autónoma, su pantalla trasera de 8 pulgadas para los ocupantes de la segunda fila de asientos, su maletero principal de 854 litros de capacidad y, además, un fraletero de 117 litros adicionales.

¿Recomendaría su compra?

Sin duda, sí, aunque no sería ni mucho menos mi primera opción. Y no me refiero a que miraría a otra marca, o a otro modelo, sino más bien a que miraría a otra versión del Model Y. Bajo mi punto de vista existen opciones inferiores que tienen ya suficiente rendimiento y ofrecen, a fin de cuentas, toda la «experiencia Tesla» al completo. Aún así, un SUV deportivo de su tamaño que acelera de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos, con un comportamiento dinámico de referencia, y que igualmente ofrece 580 km WLTP de autonomía, desde luego que es recomendable.

Y lo del título de la prueba, es eso: Tesla ha logrado un deportivo de referencia en formato SUV. El Tesla Model Y Performance es un modelo que destaca en la conducción con un paso por curva perfecto, un tacto manejable y con carácter, y da pena solo pensar que Tesla esté enfocada en un futuro en el que no cabe más que la conducción autónoma. Aún así hay lugar para la esperanza, y no solo con este y el Model 3 Performance, sino también con el Roadster –que algún día llegará- seguiremos disfrutando de vehículos Tesla con una experiencia de conducción de referencia.

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