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¿Por qué es más barato cargar en corriente alterna (AC) que en corriente continua (DC)?

Carlos González

La carga AC utiliza la electrónica del vehículo y requiere de menos potencia. La carga DC, sin embargo, utiliza electrónica de potencia externa, requiere de más potencia contratada, refrigeración y un mantenimiento más exhaustivo.

La carga AC utiliza la electrónica del vehículo y requiere de menos potencia. La carga DC, sin embargo, utiliza electrónica de potencia externa, requiere de más potencia contratada, refrigeración y un mantenimiento más exhaustivo.

Existen razones técnicas, económicas y de infraestructura que explican por qué, efectivamente, la «carga rápida» es más cara que la carga lenta, refiriéndonos a carga en corriente continua y carga en corriente alterna respectivamente. Empezando por el hecho de que el propio equipamiento que se usa en unos y otros sistemas es radicalmente distinto.

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Los puntos de carga en corriente alterna son dispositivos muy sencillos, es un «enchufe inteligente» con medición, comunicación y una serie de sistemas de protección. En el caso de los cargadores de corriente continua, estos dispositivos tienen toda la electrónica de potencia necesaria para convertir la energía y entregarla directamente en DC.

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Todo es más barato en la carga en corriente alterna

En la carga en corriente alterna, la complejidad a nivel de electrónica está, en realidad, dentro del coche. Es el propio coche el que se encarga de convertir de corriente alterna a corriente continua para que se pueda cargar la batería. Y sin embargo, en los cargadores de corriente continua la electrónica de potencia está en el equipo, y no en el vehículo. Pero además el coste de instalación es totalmente distinto.

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El coste de un punto de carga

Un punto de carga AC tiene un coste de 500€ a 2.000€, sin incluir la obra civil ni la acometida eléctrica. Un cargador DC rápido, sin embargo, tiene un coste de instalación aproximado de entre 20.000€ y 60.000€. Y en el caso de los denominados como cargadores ultra rápidos, ya de 150 kW en adelante, el coste puede variar entre los 70.000€ a 150.000€ e incluso en algunos casos ser todavía superior.

Tipo de cargador Potencia típica Coste aproximado
Cargador AC 3,7 kW – 22 kW 500 € – 2.000 €
Cargador DC rápido 50 kW – 100 kW aprox. 20.000 € – 60.000 €
Cargador DC ultra rápido 150 kW en adelante 70.000 € – 150.000 €+

El coste de la potencia

Fuera de lo que tiene que ver con el equipamiento empleado, su complejidad y su coste, también hay que tener en cuenta que la potencia típica marca la diferencia. Un cargador típico en corriente alterna ofrece de 7,4 kW a 22 kW. Y esto se traduce en un coste mensual por la potencia contratada relativamente bajo.

En el caso de un cargador DC, sin embargo, hablamos de potencias de 50 kW, 150 kW, o incluso más de 300 kW. Cuanta mayor es la potencia que se necesita tener disponible para servir, más coste mensual para el operador de carga, incluso aunque nadie lo use.

Pérdidas energéticas y mantenimiento

Y a todo lo anterior hay que añadir algunos aspectos más. Como el hecho de que la carga en corriente continua tiene pérdidas energéticas mucho mayores. ¿Por qué? Porque la alta potencia tiene como consecuencia pérdidas térmicas, de energía eléctrica que se transforma en calor y no es aprovechable. Se necesita de cables más gruesos y, aún así, pierden parte de la energía por efecto Joule.

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En muchos casos, los cargadores rápidos que funcionan en corriente continua necesitan de refuerzos de red, centro de transformación propio, equipos de protección más costosos y también líneas adicionales y más gruesas. Todo esto repercute también en el coste operativo y, por tanto, se repercute en el coste del kWh que paga el cliente y usuario.

Por lo que comentábamos anteriormente, se necesita de sistemas de refrigeración activa, que también suponen un mayor consumo energético que en sistemas lentos en corriente alterna. Ten en cuenta que –aunque depende de modelos- los cargadores DC pueden tener pérdidas de entre el 5% y el 12%, mientras que los cargadores AC es habitual que estén por debajo del 4%.

Y en último lugar, también hay que considerar que esta elevada complejidas de los cargadores rápidos, y ultra rápidos, se traduce en un mayor mantenimiento. No dejan de ser máquinas industriales construidas con sistemas de refrigeración líquida, módulos de rectificación, transformadores, componentes de electrónica de potencia, un software mucho más complejo, etcétera. Y esto requiere de más revisiones y mantenimiento. En definitiva, un coste operativo mucho más alto que un cargador AC, que apenas requiere de mantenimiento salvo controles básicos.

Carlos González