El grupo británico Jaguar Land Rover está trabajando en la conducción autónoma como el resto de fabricantes, pero la particularidad de su tecnología es que está diseñada para campo, para conducción offroad, y por tanto tiene un interés y un desarrollo bastante mayor y más complejo. Sobre todo si tenemos en cuenta tecnologías ya disponibles como el Terrain Response y similares, que adaptan la respuesta mecánica global a las condiciones del terreno por el que circulamos.
Empezando por el principio, la tecnología se llama Autonomous All-Terrain Response, y cuenta con cámaras, sensores de ultrasonidos, radares y sensores LIDAR que, combinados, generan una visión de 360 grados para controlar las características de la superficie del entorno. Los sensores de ultrasonidos identifican las condiciones del terreno hasta cinco metros por delante del vehículo y preparan el sistema Terrain Response para una configuración automática según se vaya a pasar por asfalto, nieve, hierba, arena, etcétera.
Esto anterior funciona junto al Overhead Clearance Assist, que se encarga de identificar obstáculos en la trayectoria con una tecnología estereoscópica. Por otro lado, la tecnología Terrain-Based Speed Adaption se encarga de adaptar la velocidad según las particularidades del terreno detectando superficies irregulares y baches, así como agua estancada y demás. En definitiva, el grupo Jaguar Land Rover seguirá utilizando las tecnologías que ya están desarrolladas y en funcionamiento, y con todo tipo de sensores y cámaras de reconocimiento del entorno las gestionará de forma autónoma.
Y como es evidente, igual que sus competidores en el mercado, también contará con la tecnología suficiente para controlar el vehículo y su conducción no sólo fuera del asfalto, sino también dentro de él. Pero lo más interesante de esto es que, por el momento, otros fabricantes no han mostrado absolutamente nada en cuando a tecnologías de conducción autónoma offroad, fuera de lo favorables que resultan el asfalto y las señales.