Probé el coche eléctrico de 10.000 euros y esta es mi opinión sincera sobre él

xev yoyo

Sí, hay un coche eléctrico que cuesta 10.000 euros y se puede comprar en España. Se llama XEV Yoyo y, en realidad, está homologado como un cuadriciclo pesado. Es decir, que puede entrar en autovías y autopistas sin problema, más allá de que su velocidad máxima está limitada a 90 km/h. Así que, a priori, es interesante por su precio, por ser totalmente eléctrico y contar con etiqueta 0 de la DGT, y porque su mantenimiento también debería ser muy barato. Además, es increíblemente manejable por la ciudad y se aparca de maravilla por sus reducidas dimensiones. Pero he podido hacer una prueba del XEV Yoyo, y tengo cosas que contarte sobre él.

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El XEV Yoyo mide tan solo 2,53 metros de largo, 1,5 metros de ancho y 1,56 metros de alto y tiene una distancia entre ejes de 1,68 metros. A pesar de eso, en su interior caben dos ocupantes a la perfección, y tiene un maletero de 180 litros. Su gran atractivo está en el precio de 10.900 euros tratándose de un coche totalmente eléctrico, aunque con sólo 20 CV de potencia, 32 Nm de par motor máximo y una velocidad limitada a 90 km/h. Sobre el papel es un coche perfecto para la ciudad, con 150 km teóricos de autonomía y unas prestaciones suficientes para moverse entre el tráfico urbano. Además, frente a un sencillo Citroën AMI como máximo competidor, este coche eléctrico tiene calefacción y aire acondicionado, techo de cristal, asientos con ajuste longitudinal, pantalla multimedia con conectividad Bluetooth y equipo de altavoces integrado, y ventanillas eléctricas además de apertura y arranque sin llave.

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La realidad del XEV Yoyo: todo lo que te puedo contar después de haber hecho una prueba con él

Antes de montarte en el XEV Yoyo te das cuenta de que es un coche bien pensado y bien construido, muy pequeño pero perfectamente visible entre la circulación porque sus ópticas delanteras y traseras son grandes y potentes. Así que las luces delanteras hacen que veas y se te vea bien, igual que las traseras, y sobre todo los intermitentes. Está construido según dice el fabricante en un chasis de acero reforzado que sirve como principal y único elemento de seguridad, además del propio cinturón de seguridad, porque no hay ningún tipo de airbag. En un coche tan pequeño, que pesa solo 522 kg y que, eso sí, puede alcanzar los 90 km/h y moverse entre un tráfico que se desplaza a 120 km/h, ya de primeras da algo de miedo.

Sobre ese chasis de acero, la carrocería está construida en piezas de plástico impresas en 3D, bien ajustadas y con un aspecto muy simpático, pero que no dejan de ser piezas de plástico. Algunos elementos como el techo, el portón del maletero están fabricados en cristal. Con esto se consigue que el interior, aunque pequeño, se sienta como un habitáculo espacioso y bien iluminado. La realidad es que cuando estás dentro no es agobiante en absoluto, ni siquiera cuando el conductor y su acompañante son personas grandes.

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Pero toca la hora de conducir. Funciona casi igual que casi cualquier coche eléctrico. Un botón de ‘encendido’, esperas apenas unos instantes y ya está listo para empezar. Tiene una ruleta electrónica que sirve para cambiar entre los modos Normal y Sport, así como ponerlo en modo Parking y para activar la marcha atrás. Esta ruleta en ocasiones no responde correctamente. Hay veces que cambias de Sport a Reversa y no reacciona, y el coche se puede caer hacia atrás si quitas el freno. De hecho, en dos ocasiones creí que podría acabar chocando con el coche que tenía aparcado detrás, porque activaba la marcha atrás y no reaccionaba.

Una vez que estamos en circulación, es un coche que se siente impreciso de dirección e inestable. El ajuste de la dirección no es especialmente fino y el funcionamiento de la suspensión tampoco. En los resaltos el coche no filtra adecuadamente, y en circulación hay que mantener sujeto, y bien sujeto el volante porque el coche tiende a dejar de ir recto con extrema facilidad. Acabas por cogerle el truco, pero es algo que genera bastante inseguridad y que produce bastante fatiga incluso en desplazamientos bastante cortos.

El motor es de solo 20 CV, pero incluso con dos personas mueve alegre al XEV Yoyo y sin problemas.  los 90 km/h, sencillamente ‘corta’ y deja de impulsar por encima de esa velocidad al coche. En autopista, bien metidos en el carril derecho, salvo que tengas miedo a que te adelanten camiones y autobuses, no hay ningún tipo de problema. De hecho, las pendientes tienen que ser bastante acusadas para que la velocidad caiga de una forma significativa. Por lo general es bastante capaz de mantener su velocidad máxima sin problemas.

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Dentro de la ciudad, salvo porque la suspensión es excesivamente dura, se siente muy agradable y ágil, con un freno que frena muy poco y hay que pisar a fondo, pero que al fin y al cabo frena. Pero en carreteras más rápidas, incluso por vía de servicio, es tremendamente inestable y, como decía, no solo da inseguridad sino que además cansa bastante ir sujetando la dirección para que se mantenga perfectamente recto y centrado en el carril por el que queremos circular.

Un coche eléctrico por solo 10.000 euros, muy bien, pero ¿me lo compraría?

La premisa de ‘coche eléctrico por 10.000 euros’ hace que sea llamativo, e incluso muy atractivo. Su diseño ayuda también a que sea un coche que entra por los ojos. Que tenga aire acondicionado y calefacción –no ajustables más que en flujo de aire-, también redondea la idea. Y que sea un cuadriciclo ligero y por tanto pueda entrar por autopista, sin duda hacen un conjunto por el que a priori parece que merece la pena pagar 10.000 euros por él.

Si vives en ciudad y solo lo vas mover por ciudad, adelante, te lo recomiendo y seguramente no te vas a arrepentir. Ahora bien, si vas a tener que salir con cierta frecuencia a vías de servicio o autopistas, mi opinión sincera es que este no es tu coche. Sería muy recomendable si costaste 4.000 ó 5.000 euros como mucho. Entonces se le podría perdonar que los anclajes de los asientos tengan holguras, podríamos quizá consentir que le cueste frenar o podríamos pasar por alto que la suspensión es inestable y excesivamente dura. Ahora bien, por apenas 3.000 euros más nos podemos encontrar en el mercado un producto tan bueno como es el Dacia Spring, así que en absoluto es buena idea.

Me encantaría decirte lo contrario. A mi este tipo de coches, o el Citroën AMI, o el Silence S04, me resultan llamativos y creo que es un segmento que tiene potencial. Pero a un precio razonable y con unas prestaciones adecuadas en algunos apartados que, sinceramente, considero que son críticos. A partir de ahí, cada cual hace lo que quiera con 10.000 euros si los tiene para poder gastárselos.

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