Recién actualizado, el Volvo V40 2017 ha recibido sutiles cambios estéticos que mejoran su aspecto con la llegada de las ópticas con LED en forma de ‘T’, herencia directa del Volvo XC90. El compacto premium del fabricante sueco, que destaca por su aspecto deportivo, sigue manteniendo con este restyling una línea de cintura acentuada especialmente por el escaso acristalamiento lateral y deja notar sus cambios principalmente en el frontal, donde también el paragolpes, igual que el de la zaga, ha sido revisado.
Hemos probado el Volvo V40 2017 en su versión más llamativa por el apartado estético, con los faros LED que, como adelantábamos, ya vienen con el diseño heredado del Volvo XC90, que están también en los S90 y V90 y que próximamente se extenderán a todo el catálogo. Como antes de su actualización estética, el Volvo V40 cuenta con un frontal sobrio y elegante protagonizado por la parrilla y su logotipo en la zona central, pero al mismo tiempo un aire de deportividad interesante gracias a ese largo morro y los nervios que recorren el capó hasta el pilar A. En el lateral, las imponentes llantas de esta unidad desvían la atención, pero como comentábamos esa alta cintura con una aguda línea ascendente mantiene la deportividad en el punto perfecto. La trasera, eso sí, rompe mínimamente con lo anterior apostando por más formas y el típico portón con acristalamiento oscurecido. Las dos salidas de escape cromadas se llevan la palma en la zaga.
Dejando a un lado el diseño exterior, en el interior ya es habitual encontrarnos con esto en cualquier Volvo, pero no podemos olvidar que estamos ante un compacto. Premium, sí, pero compacto, y que destaca por las calidades y tactos interiores. Si bien no es especialmente espacioso en la parte posterior, los 4,37 metros de longitud y 1,80 m de ancho están aceptablemente aprovechados, y el mayor protagonismo aquí se lo llevan las plazas delanteras. Como siempre, los asientos de cuero –blancos en esta unidad- hacen especial énfasis al confort, pero con una dureza y formas agradables y, sobre todo, un apoyo lateral aceptable, que se agradece en curva.
En cuanto a la disposición de mandos y controles del puesto de conducción y la consola central, los de Volvo siguen pecando ligeramente en una serie de controles poco intuitivos, pero que en cualquier caso requieren apenas unos minutos para conocer y usar con soltura. Si bien es cierto que habría sido más interesante una pantalla táctil que recogiera la mayoría de estas funciones, seguimos teniendo un botón, casi, para cada cosa, y manteniendo como ya comentábamos los tactos exquisitos y una combinación de colores que demuestra el buen gusto de los diseñadores suecos. En la unidad probada teníamos además todos los ajustes eléctricos en el asiento de conductor y acompañante, con memoria en ambos, y nos llamó especialmente la atención que se mantiene el freno de mano mecánico, pero entre el asiento y el túnel de transmisión para dar a la zona central suficientes huecos como para no llevar absolutamente nada en el bolsillo, con la guantera central desplazable para colocar como reposabrazos.
En el puesto de conducción, el cuadro de instrumentos vuelve a dar tres posibilidades de personalización en los colores de retroiluminación y la información mostrada, y el punto clave está en que la pantalla TFT no causa reflejo alguno, venga por donde venga la luz. Porque en esta unidad, además, teníamos un generoso techo acristalado que ayuda a la sensación de amplitud considerablemente. Atrás, dos asientos laterales de nuevo con muy buenas formas y uno central que por estas dimensiones no acoge a un adulto de forma cómoda para un viaje largo, pero que cede su base y respaldo a los pasajeros de los laterales en forma de mesa y posa vasos, luego estupendo.
Centrándonos en la conducción y el motor, en esta unidad llevábamos bajo el capó el 2.0 litros de cuatro cilindros diésel. Este Volvo V40 D3, con sus 150 CV de potencia, tiene su par máximo de 320 Nm en las 2.900 rpm y la curva de potencia toca techo más arriba, en las 3.750 rpm. En nuestro caso, con la transmisión automática de seis velocidades asociada al bloque que mencionábamos, hemos podido ver cómo a bajas revoluciones es mínimamente perezoso, pero a medida que avanza –rápido- por el cuenta revoluciones se muestra ágil y visceral. La clave en este asunto, en cualquier caso, es que la configuración de su transmisión es especialmente natural y suave en las transiciones, y que a pesar de que gustemos de pisar con generosidad, los consumos se mantienen contenidos siempre.
En la conducción el Volvo V40 D3 demuestra ser más un compacto premium para papá que un compacto de aires deportivos para el hijo. ¿Por qué? Porque es cierto que sus 150 CV le dan soltura suficiente para disfrutar trazando, y que el tarado de suspensión admite ritmos rápidos sin llevar a susto de ningún tipo por pérdidas de adherencia –donde los Pilot Sport 3 también ayudan-, pero se sigue notando ligeramente –muy ligeramente- blando, con un puesto de conducción tendente al confort y, sobre todo, con unos asientos que hablan por sí solos y piden calma al conductor. El Volvo V40 está pensado para lo que está pensado, y donde se disfruta especialmente y da lo mejor de sí es en el día a día, pero sobre todo en carretera y kilómetros. Nuestros consumos se han mantenido en viaje en torno a los 5,5 l/100 km, que con sus 62 litros de capacidad dan para largos trayectos, y en uso urbano no se ha movido de los 6,2 l/100 km, una marca que tampoco nos ha inquietado, pero de la que no tenemos queja alguna.
Aunque en carreteras con curvas exigentes el Volvo V40 no es el más divertido de su categoría, lo cierto es que con las ayudas electrónicas conectadas es prácticamente imposible sacarlo de su sitio, y es un coche muy fácil de conducir rápido sin apenas técnica. Con el ESC desactivado, la cosa cambia y el Volvo V40 se muestra algo más cabezón, con tendencia al subviraje. Pero como ya comentaba, aunque los asientos no acompañen especialmente por su ancho y reducido recogimiento lateral, incluso con este motor el V40 nos puede hacerlo pasar francamente bien en secundarias. Eso sí, por cerca de 35.000 euros de la unidad probada, es cosa tuya valorar si tu opción es esta. Yo sí consideraría la opción.
A modo de resumen y conclusión, lo cierto es que como antes de su restyling, el Volvo V40 nos ha convencido y mucho. Sin sorpresas en el interior que vuelve a demostrar el buen hacer en diseño, calidades y construcción de Volvo, y con un manejo sencillo y divertido en esta versión con 150 CV de potencia. Apenas unos retoques en su diseño le han devuelto ese aire fresco acercándolo a los modelos más recientes, y aunque con un precio que ya abre muchas opciones alternativas, para nosotros este V40 sigue siendo de las mejores en su categoría.
Me ha gustado mucho el análisis pero me gustaría saber un poco más del ESC. Si se desconecta, es más deportivo? Etc..
Gracias y saludos.
Muchas gracias por tu comentario! Indudablemente, sí. Desactivando el ESC el control electrónico deja de ser intrusivo y el comportamiento dinámico es más natural, con cierta tendencia al subviraje. Pero es cierto que se gana en control del vehículo, porque deja de actuar la electrónica para controlar el paso por curva.
Un saludo