A principios del mes de Septiembre se hacía realidad el rumor. El grupo de comunicación Liberty Media es el nuevo propietario del Gran Circo de la Formula 1. Es en la actualidad, la competición deportiva más valorada del mundo, la pasada temporada 2015 facturó unos 1.700 millones. La operación se ha llevado a cabo por una suma total de 4.400 millones de dólares (unos 3.930 millones de euros) a los que hay que añadir otros 3.000 millones más destinados a la asunción de deudas.
¿Qué hay detrás de Liberty Media?
Empresa fundada por el multimillonario John Malone en 1991, con sede en Colorado es propietaria de varios grupos de comunicación y entretenimiento en EEUU. Además posee acciones en gigantes del sector como Viacom o Time Warner, un equipo de béisbol, los Atlanta Braves, y lo que es más interesante, forma parte del accionariado de la Formula E.
El elegido por Malone para presidir la Formula 1 ha sido Chase Carey, presidente de otra gran empresa de comunicación como es News Corp (propiedad del magnate Rupert Murdoch). Las relaciones que tienen con el mundo audiovisual tanto Malone como Carey no son ninguna casualidad. El objetivo es darle a la Formula 1 mucha más presencia en el continente americano donde no goza de mucha popularidad, siendo la Nascar o la Indy Car las competiciones automovilísticas más seguidas.
¿Cuáles son los objetivos?
A día de hoy no están muy claros los derroteros por los que irá la Formula 1, lo que sí está claro es que la idea es darle un giro a la competición para que adquiera más emoción y gran parte del público perdido. Dentro del acuerdo de compra figura la cláusula en la que dice que el carismático Bernie Ecclestone siga ejerciendo como jefe ejecutivo y por tanto, dirigiendo la F1 durante los tres próximos años. Pero los primeros rumores de roce entre Bernie y Chase acerca del rumbo no se han hecho esperar. Entre los numerosos cambios que están previstos estaría el aumentar el número de carreras a 25 en vez de 21 que se disputan en la actualidad. Esto generaría un problema a los de siempre, a los equipos con presupuestos más modestos y con graves problemas financieros como Force India o Sauber. La solución planteada por los nuevos dueños del Gran Circo pasaría por modificar el reparto de los ingresos de una manera más equitativa con el objetivo de lograr una mayor igualdad presupuestaria entre los equipos, que evidentemente se traduciría en una mayor competitividad en pista. Pero esto es algo que no le gusta a todos, por ejemplo Ferrari, que recibe un bonus cada año de 61,5 millones de euros en virtud de su “antigüedad y prestigio” en la Formula 1 perdería gran parte de su presupuesto anual. Sergio Marchione, presidente de la Scuderia Ferrari, mostró un gran enfado con esta posible decisión a Jhon Malone, a lo que este contestó con rotundidad “demándame, tengo tiempo y dinero”.
Lo que está claro es que la Formula 1 tiene que cambiar el rumbo y hacerse más competitiva, más barata y sobre todo más divertida para los espectadores. Las numerosas normas y reglamentación hacen que la competición sea difícil de seguir y en muchas ocasiones, las habilidades del piloto pasan a un segundo plano. La Formula E se ha convertido en un serio rival para la Formula 1, presupuestos ajustados, coches eléctricos, circuitos urbanos, lucha de igual a igual (por la similitud de los coches) y adelantamientos. Como dato diremos que un equipo de Formula 1 gasta de media unos 100 millones de euros por temporada, mientras que en la Formula E 6 millones son suficiente. Veremos en que acaba toda esta batalla que no busca otra cosa que espectáculo.