Se le llama HVO porque viene de ‘Hydrotreatead Vegetable Oil’, que en español se traduce como Aceite Vegetal Hidrotratado. Es un biocombustible avanzado, un combustible renovable que se produce mediante un proceso de hidrogenación de aceites vegetales o de grasas animales. También se conoce como diésel renovable, o como diésel verde.
Cómo se produce el HVO
En el proceso de producción del HVO se lleva a cabo un tratamiento de aceites vegetales, o de grasas animales, con hidrógeno a alta presión y temperatura. Se pueden utilizar e incluir aceites vegetales usados, aceites de cocina reciclados, grasas animales residuales, aceites vegetañes no comestibles o residuos de la industria alimentaria.
El proceso de producción parte con el pretratamiento de las materias primas arrancando con la limpieza y filtrado de impurezas, la eliminación de agua y contaminantes, y el control de calidad de los aceites y grasas de entrada. Los aceites, después, se calientan a entre 300 y 400 ºC, y se les aplica presión de hidrógeno entre 30 y 100 bares. Con esto, las moléculas de triglicéridos se saturan con hidrógeno, y se eliminan los dobles enlaces moleculares para mejorar la estabilidad.
En el siguiente paso se elimina el oxígeno presente en las moléculas mediante descarboxilación, descarbonilación e hidrosoxigenación, para eliminar el CO2 y el H2O. A continuación se lleva a cabo la isomerización para ajustar el punto de congelación y optimizar el comportamiento a bajas temperaturas. En un siguiente paso se hace la destilación para separar fracciones, la eliminación de subproductos y el control de calidad del producto final.
Las mezclas de HVO con diésel fósil permiten hacer una reducción proporcional de emisiones mejorando de forma notable la relación entre coste y beneficio. Además, facilita la transición gradual hacia los combustibles renovables. El HVO100 sería el biodiésel puro, mientras que existen proporciones distintas como HVO50 en la que se usa un 50% de diésel fósil, o el HVO30, en el que se utiliza un 70% de diésel fósil.
Las ventajas del HVO
Tiene multitud de ventajas. La principal es que reduce hasta un 90% las emisiones de dióxido de carbono frente al diésel fósil, pero además no contiene ni azufre ni aromáticos. Su producción es sostenible, porque aprovecha residuos, y las emisiones de partículas contaminantes son inferiores. No requiere de cambios en la infraestructura de repostaje y puede mezclarse con diésel convencional, además de que proporciona una mayor autonomía que otros biocombustibles alternativos.
Frente a otros biocombustibles, este no se degrada con el tiempo y muestra una mayor estabilidad en el almacenamiento. También ha demostrado un mejor rendimiento de arranque en frío, tiene un mayor número de cetano (70-90) que el diésel convencional (51-55) y, sobre todo, tiene la enorme ventaja de que es 100% compatible con los motores diésel actuales sin que se tenga que hacer ningún tipo de modificación y manteniendo exactamente el mismo rendimiento.
Ahora, que también presenta algunas desventajas e inconvenientes importantes y, desde luego, uno de los mayores problemas es que su coste de producción es notablemente más elevado que el coste de producción del diésel fósil convencional. Aún así, se plantea como una alternativa interesante para la descarbonización del tráfico rodado, y especialmente para camiones y vehículos comerciales que hacen largas distancias.