La propulsión por hidrógeno lleva años siendo objeto de investigación, pero la pregunta que corresponde es ¿pueden estos vehículos de emisiones cero, y que utilizan el elemento más abundante en la Tierra y que solo emiten agua estar en lo alto de la industria del automóvil sostenible?
Con coches como el Toyota Mirai y el Hyunday ix35, que ya están disponibles en UK, y con el gobierno británico gastando más de 6 millones de Libras para estaciones de servicio sí se puede augurar un buen futuro. El jefe de ingenieros de Toyota, Yoshikazu Tanaka es muy optimista “Hemos estudiado las pilas de hidrogeno desde 1992 y hay un montón de avances. Se utiliza más o menos el mismo tiempo para recargarla que el que invertimos para echar gasolina. El hidrógeno tiene siete veces más poder que una batería de litio en un coche eléctrico, tampoco produce emisiones contaminantes y además ofrece una buena autonomía”.
¿Cómo funciona la propulsión por hidrógeno?
Pero ¿Cómo funciona una pila de combustible? Estas pilas son sistemas electroquímicos en los que la energía de una reacción química se convierte directamente en electricidad. A diferencia de la pila eléctrica o batería, una pila de combustible no se acaba ni necesita ser recargada pues funciona mientras el combustible y el oxidante le sean suministrados desde fuera de la pila.
Faltan estaciones de servicios para vehículos de pila de combustible
Pero el problema real viene dado por la falta de estaciones de servicio que tenga el equipo para recargar una pila de hidrógeno. La berlina de Toyota cuesta unos 70.000 euros y el ix35 55000 euros, demasiado dinero para el criterio de algunos consumidores. La culpa de estos precios tan elevados la tiene el bajo número de ventas y los costes de producción. Por poner un ejemplo, el Mirai lleva 370 células de combustible individuales en cada pila, la pila es compacta, tiene mucha potencia y es muy eficiente, pero fabricar en serie miles de pilas no es nada fácil ni barato.
Si la producción se acelera y se introduce en nuevas carrocerías como los SUV que impulsen esta tecnología podríamos empezar a hablar de reducción de costes. Toyota y BMW ya están colaborando en este campo con bastantes buenos resultados. El ingeniero de motores de BMW Matthia Klietz explica: “Nuestro objetivo es acelerar el desarrollo, compartir nuestros conocimientos y reducir los costes de fabricación. Se espera que en no mucho tiempo este sistema sea más barato que los coches eléctricos».
La pila de combustible recibe menos apoyo que ‘los eléctricos’
Pero aun con todo, el proyecto rueda muy despacio, el mayor obstáculo sigue siendo la creación de infraestructura. Estaciones de servicio están siendo desarrolladas y planificadas por toda Europa, Estados Unidos y Asia. Alemania tiene aproximadamente 50 estaciones y tiene previsto que sean 400 para 2023. En Japón hay 100 y tienen planificas más de 800 en 2025. “Aunque la tecnología ya esté aquí, hace falta una cooperación muy estrecha entre los gobiernos, las compañías de coches y las petroleras”, asegura Tanaka. “En el futuro, las marcas de coches deben jugar papeles de otros sectores. Esto ya está pasando en Japón”.
El plan que tiene Toyota es incrementar la producción del Marai de 700 unidades a 3000 para 2017, y Tanaka tiene la esperanza de llegar a 7000 en 2020. Para entonces BMW espera poder tener listos los componentes para la producción. Esperemos que este sea el principio de un mundo más limpio.