La crisis de los microchips ha provocado, en el mercado de los automóviles, que exista una disponibilidad limitada de coches nuevos con grandes listas de espera. Pero además, también ha sido el origen de la subida de precios, porque las marcas se han estado concentrando en sus modelos y sus versiones más rentables. Y afortunadamente, parece que todo eso está a punto de acabar. Desde Semiconductor Intelligence vaticinan que la crisis de los microchips acabará en 2023 de forma definitiva, después de varios años con serios problemas para esta y otras muchas industrias en todo el mundo.
El sector del automóvil ha estado afrontando esta crisis de los microchips de varias formas. Se han estado paralizando algunas fábricas, se han fabricado algunos vehículos sin algunos componentes no críticos y también se ha simplificado la gama de según qué modelos para concentrarse en los modelos y en sus versiones más rentables. Y es complicado predecir con precisión cuándo se acabará esta problemática de la crisis de semiconductores, pero los expertos ya apuntan a que sucederá el próximo año 2023. Es decir, que según lo que consideran los expertos de la industria, todos estos problemas están ya llegando a la recta final y eso significa varias cosas. Pero quizá la más positiva es que los precios de los coches nuevos bajarán de nuevo a una posición parecida a la que tenían anteriormente.
La crisis de los microchips llega a su fin y los precios de los coches volverán a bajar
Las estadísticas más recientes ya empiezan a mostrar que la demanda se está desacelerando para productos como los ordenadores –y sus componentes- y los teléfonos inteligentes. Esto es lo que está ayudando a reducir la presión que reciben los fabricantes de chips. Y es lo que lleva a que se puedan incrementar los envíos a otras industrias como es la del automóvil. De hecho, la tendencia apunta a que los PC y teléfonos inteligentes dejarán de ser los principales impulsores del mercado de la industria de semiconductores y pasarán a ser los coches eléctricos los que impulsen esta industria.
La demanda de semiconductores va a seguir siendo muy elevada a largo plazo y, de hecho, debería aumentar durante los próximos años. Ahora, no obstante, todo apunta a que el crecimiento de PCs y teléfonos inteligentes se va a estabilizar en un crecimiento más pausado al de los años ‘post pandemia’. Y por supuesto, los más beneficiados van a ser los fabricantes de automóviles, que por fin van a empezar a recibir los chips en la cantidad que necesitan para poder seguir desarrollando su negocio.
Para los compradores de coches nuevos esto se va a traducir en dos cosas: en primer lugar se reducirán los tiempos de espera para la adquisición de un vehículo nuevo, y en segundo lugar veremos cómo van a bajar los precios de los vehículos nuevos. No solo porque la demanda se ha visto reducida en los últimos meses, sino también porque ya no existirán los cuellos de botella que en estos momentos sigue sufriendo la industria del automóvil. Así que, a pesar de la inflación que nos afecta, los precios de los coches nuevos van a bajar nuevamente durante el próximo año 2023.
Lo que seguirá siendo un problema es la escasez de litio y su elevado precio. A medida que se vaya acercando el año 2030, y sobre todo con este avance de la cadena de suministro de semiconductores, deberíamos ver precios cada vez más bajos en vehículos de combustión tanto gasolina como diésel. Los coches eléctricos también deberían bajar algo de precio cuando cese la crisis de los microchips, pero seguirán viéndose perjudicados por los altos precios del litio que, a priori, parece que no van a dar la suficiente tregua hasta en torno al año 2025.