El comité de expertos nombrado por el Ministerio de Energía ha elaborado un primer informe en el que propone los diferentes puntos de la reforma fiscal, atendiendo al principio de que «quien contamina paga». Con ella el precio del diésel subiría un 28% al mismo tiempo que también lo haría en menor medida la gasolina y el gas mientras que el precio de la luz disminuiría.
Una reforma que resultaría en una presión fiscal neutra pero gravando el parque móvil
Aunque podríamos pensar lo contrario a tenor de las cifras, el cálculo se ha realizado de forma que la presión fiscal resultante sea neutra, es decir, que no experimente ningún tipo de subidas y bajadas pero al mismo tiempo cumpla con los objetivos de descarbonización fijados por Bruselas.
Para ello y como decíamos, el diésel se vería grabado con una subida de un 28% mientras que la gasolina lo haría un 2%, lo que reduciría la brecha entre un combustible y otro. Para que nos hagamos una idea, llenar el depósito con 38,5 litros de gasóil viene ahora a costar aproximadamente unos 43,70 euros mientras que, con la subida, pasaría a significar para nuestros bolsillos 55,93 euros. Es decir, un coste de 12,23 euros más. De igual forma los vehículos diésel también se verían penalizados con un incremento en el impuesto de circulación.
Otro suministro que experimentaría subida sería el del gas consumido en los hogares, en este caso de un 6% mientras que la electricidad vería reducida su factura en un 6,8%, con lo que se compensaría el resto de subidas propuestas.
El cálculo se ha realizado tomando como base un precio de 15 euros cada tonelada de CO2 emitida a la atmósfera. Los gravámentes de los combustibles que se aplican actualmente en el transporte sólo permiten asumir el coste de las carreteras, sin que los daños que provocan las emisiones de CO2, azufre, partículas o NOx se tengan en cuenta.
Con el fin de que la economía del país no sufra con esta subida fiscal, tanto los conductores profesionales como la industria competitiva en el exterior así como los agricultores serían compensados los costes durante un periodo suficiente para que puedan realizar una transición a unos costes más competitivos.