Cuando hablamos de coches eléctricos hablamos de baterías de 50 kWh de capacidad de almacenamiento energético en muchos casos, de unos 70 kWh en modelos que ya tienen una autonomía bastante generosa y hasta 100 kWh, como mucho, en modelos de gama alta y dimensiones grandes además de una autonomía de lo más generosa. Pero Tesla tiene una enorme batería de 800 kWh, la más grande que se ha visto nunca en un vehículos eléctrico de producción, y sorprende porque está fabricada con celdas NCM –que son bastante más caras que las LFP-. Y la realidad es que su autonomía no es nada del otro mundo.
Claro, todo hay que ponerlo en perspectiva y en el contexto que le corresponde. La marca norteamericana especializada en coches eléctricos tiene modelos con hasta 100 kWh, que corresponden tanto al Model S como al Model X. Con estas baterías logran hasta 634 km de autonomía en el Tesla Model S, que no están nada mal. De hecho, es una de las cifras de referencia para la industria. A día de hoy el Lucid Air es el coche eléctrico que más autonomía logra llegando a los 685 km y lo hace con una batería de 118 kWh de capacidad, así que con esta batería de 800 kWh de Tesla deberíamos esperar una autonomía de infarto ¿no? Pues no, es una autonomía relativamente baja, pero es que efectivamente hay que ponerlo todo en su contexto.
La gigantesca batería de 800 kWh de Tesla es única y su autonomía no es tanta, pero es que la usa un enorme camión de transporte pesado
He ahí el ‘secreto’, y es que esta batería de 800 kWh, que hemos podido conocer gracias a un anuncio de tres nuevos eléctricos de Tesla, es la que utiliza el Tesla Semi en su configuración para transporte pesado. Y en realidad lo que más ha sorprendido no es que tenga esa capacidad de almacenamiento energético, con la que por cierto logra una autonomía de hasta 800 km según datos de la marca, sino que sea una batería con celdas NCM. ¿Por qué? Pues, en primer lugar, porque son mucho más caras. Y en segundo lugar, porque son baterías con una menor vida útil.
El Tesla Semi, según la hoja de información técnica de la marca norteamericana, puede contar con una batería de 500 kWh de capacidad de almacenamiento energético para su versión ‘ligera’ con autonomía reducida, o una batería de 800 kWh. Esta segunda es para transporte pesado y larga distancia. Y lo curioso es que la batería ‘pequeña’, que es cinco veces más grande que la de un Tesla Model S, está construida con celdas LFP. Sin embargo, la batería grande utiliza celdas NCM.
Es un detalle sobre el que merece la pena pararse a analizar por varios motivos. Tiene mucho sentido que se use una química NCM para permitir una mayor potencia en el tren motriz eléctrico y para soportar grandes potencias de carga de la batería. Ahora bien, es una configuración mucho más cara, que quizá no suponga un problema para empresas interesadas en este tipo de vehículo. Y lo más importantes es que las celdas NCM tienen una vida útil mucho menor que las celdas LFP, sobre todo, con una degradación más acelerada.
En el transporte de mercancía pesada a larga distancia la fiabilidad de los vehículos es un aspecto crítico. Y para conseguir la máxima fiabilidad y vida útil, que es de máxima relevancia para estas compañías que buscan la máxima rentabilidad de sus vehículos de transporte, a priori cabría pensar que lo mejor es contar con baterías LFP. Conociendo el tipo de batería que utiliza el Tesla Semi en su configuración más avanzada, ahora lo interesante será ver cómo envejece este vehículo y en qué medida su gigantesca batería sufre de degradación con el uso.