Antes de empezar a trabajar en este sector, durante muchos años trabajé en la industria de la tecnología. Y ahora, con la llegada del coche eléctrico, lo cierto es que el sector del automóvil y el sector de la tecnología se están acercando cada vez más. Así que algo de esto conozco, y podemos ir viendo hacia dónde va el futuro del automóvil. Pero ¿en qué exactamente?
Hace 15 años, comprar un videojuego era adquirir una pieza digital completa. Comprabas el videojuego, y punto, no había pagos posteriores. Más adelante, la mejora de los soportes digitales y el crecimiento de Internet permitieron el desarrollo de expansiones. Era una pieza digital complementaria, un CD o una descarga digital que complementaba al juego original con más contenido; pero el juego original ya era una pieza completa por sí sola. Y luego llegaron los micropagos y los DLCs. Esto, lo creas o no lo creas, está afectando a los coches.
Coches con hardware de más, ‘DLCs’ y micropagos
Lo habitual, hasta ahora, ha sido comprar un coche completo, con más o con más equipamiento, pero en definitiva pagábamos exactamente por lo que queríamos e íbamos a usar. ¿Quieres aire acondicionado Entonces, evidentemente, lo encargabas con aire acondicionado y tu coche lo tenía disponible para usarlo cuando tú quieras. Lo mismo con un volante calefactable, un asiento con ajustes eléctricos o una pantalla multimedia.
Ahora, sin embargo, está empezando a pasar como en los videojuegos. Y es que los fabricantes de automóviles están empezando a ofrecer micropagos y ‘DLCs’ para que puedas disfrutar de complementos en tu coche. ¿Quieres el asiento calefactable? Entonces ya no se trata de comprar el coche con ese equipamiento, o no comprarlo. Ahora, cada vez es más habitual que el coche traiga el hardware, pero deshabilitado. Es decir, no lo puedes usar aunque lo tenga. Si lo quieres usar, entonces tienes que pagar una cuota mensual como servicio.
Es, a fin de cuentas, seguir la influencia de los videojuegos. A nivel de logística, para el proceso de producción de los fabricantes, simplifica la cadena porque todos los coches salen de fábrica mucho más parecidos. Si se reducen las diferencias entre los automóviles que salen de fábrica, entonces el proceso de fabricación se simplifica y, por lo tanto, se reducen costes.
¿El problema? Que esto va en contra de toda lógica ecologista, puesto que se plantea fabricar más hardware del necesario y, al mismo tiempo, contaminar de más. Por otro lado, cambia el modelo de negocio del sector del automóvil. En lugar de comprar un producto y utilizarlo, compras un soporte de servicios.
¿Es inevitable que ocurra esto, o podemos hacer algo?
Hay que hacerlo. Ya hay medios de comunicación y usuarios que se están quejando, y es lo que tenemos que hacer. Hay que quejarse y oponerse a este nuevo modelo de negocio porque va en contra de los consumidores y, por supuesto, en un contexto en el que estamos virando hacia el coche eléctrico, va en contra del ecologismo.
Tiene lógica que se nos ofrezcan servicios digitales complementarios como un sistema de navegación más avanzado. O que, como software, se ofrezcan mejoras de firmware para hacer, por ejemplo, que nuestro coche tenga una mayor potencia o una mayor aceleración. Pero instalar hardware de más en nuestros vehículos, para ofrecernos usarlos como servicio, no es positivo para nadie más que para los fabricantes. No es una buena idea.