La flexibilidad de los materiales es siempre polémica, y este año le toca a Ferrari ser el ojo de todas las miradas. Un milímetro más de flexibilidad puede dar décimas de segundo por vuelta. Estas décimas acumuladas pueden marcar la diferencia entre ganar campeonatos o hundirte en la miseria. Por eso, los equipos se vigilan unos a otros.
El equipo que siempre ha tenido en duda la flexibilidad de sus componentes en los últimos años ha sido Red Bull. Ahora, Ferrari es quien sufre estas dudas por la alta carga que genera el SF70H. El suelo del monoplaza de Ferrari ha mostrado una gran oscilación a altas velocidades desde el comienzo de la temporada 2017.
Ferrari niega cualquier tipo de polémica con su flexibilidad.
El fin que tendría esta alta flexibilidad podría ser un aumento de la velocidad del paso por curva en los giros de alta velocidad, haciendo que el coche se pegue al asfalto. Por otro lado, hay quien apunta a que la oscilación del suelo del Ferrari cree una corriente de aire que minimice las turbulencias que afectarían a la generación de carga aerodinámica en la parte trasera del vehículo.
Ferrari, por supuesto, ha protestado. Los de Maranello se defendieron de tales acusaciones argumentando que sus piezas pasaron todos los test de la FIA. Ya en China introdujeron modificaciones, montando un borde en la superficie superior del suelo. Este borde, con forma de ala de mariposa, podría haberse usado para conseguir los mismos fines que la supuesta flexibilidad excesiva alcanzaría. Además, añadiría rigidez y produciría efectos aerodinámicos que beneficien al ágil monoplaza de Ferrari.
Las modificaciones introducidas dan esperanzas a Ferrari para disipar las dudas que ajenos han puesto sobre su monoplaza. Las diferencias se verán en Austria, un circuito que exige al mismo tiempo rebajar la carga de los alerones pero que el resto del coche genere la suficiente como para que todo funcione bien. El rendimiento de Ferrari dará las respuestas esperadas.