En los últimos días han empezado a llegar noticias de que en 2023 tendremos coches eléctricos con baterías de sodio, y por supuesto han empezado a conocerse sus ventajas. Uno de los fabricantes que va a apostar por esta tecnología es CATL, que es el principal fabricante de baterías para coches eléctricos en todo el mundo. Pero han sido muy claros en sus últimas declaraciones y, siendo realistas, estas baterías no son lo que esperábamos. Traen consigo algunas importantes ventajas, claro que sí, pero no van a sustituir a las baterías de litio actuales y tienen ciertas limitaciones importantes.
Huang Qisen, subdirector del centro de investigación de CATL, ha señalado que las baterías de sodio son capaces de dar en coches eléctricos una autonomía de 400 kilómetros aproximadamente. La empresa líder en baterías para coches eléctricos ha optado por una alternativa, y es una combinación de la tecnología de las baterías de iones de sodio y de iones de litio. De este modo que se aprovechan algunas de las ventajas de las dos tecnologías y, al mismo tiempo, se logra aumentar la densidad energética de este nuevo tipo de baterías diferenciadas por su composición química. Porque, como seguro que has podido comprender ya, el mayor problema de las baterías de sodio está en que tienen una baja densidad energética. No obstante, con esta combinación CATL puede llegar a autonomías de 500 kilómetros, que a día de hoy es una autonomía que representa el 65% de la participación en el mercado.
La verdad sobre las baterías de sodio, CATL es muy clara respecto a esta tecnología
La primera vez que CATL habló de su batería de sodio, el 29 de julio de 2021 para presentar su primera generación, habló de una densidad energética de 160 Wh/kg. Y era la celda con mayor densidad energética del mundo de entre las de sodio, pero aun así ya estaba por debajo de las LFP. Peor densidad energética, sí, pero una carga más rápida y un mejor rendimiento a bajas temperaturas, que es algo importante en regiones con climas muy fríos. La cuestión es que sus ventajas no parecen las suficientes como para que este tipo de baterías se convierta en el sustituto de las baterías de litio actuales, sino más bien como una alternativa puntual a las LFP para modelos muy específicos.
Sobre todo estas baterías tienen sentido en almacenamiento masivo de energía, donde la densidad energética tiene mucha menos importancia y los costes sí que son muy importantes. Y también tienen mucho sentido en motocicletas, donde también pueden ayudar a que se produzcan vehículos bastante más baratos. En los coches eléctricos se van a utilizar, claro que sí, pero únicamente en modelos de autonomía reducida y mediana, y siempre y cuando mantener unos bajos costes de producción sea especialmente importante, porque la mayor ventaja de las baterías de iones de sodio está en que son bastante más baratas que cualquier otra de las tecnologías disponibles a día de hoy.
Pero además de CATL, BYD también prepara baterías de sodio y de hecho ha anunciado que varios de sus modelos actuales utilizarán esta tecnología, como el Qin EV y el Dolphin. El Seagull, que llegará el próximo año y será su coche eléctrico más barato, también contará con esta nueva tecnología de baterías de sodio. Y ese es uno de los motivos por los que van a poder apuntar a un precio de 10.000 euros como punto de partida de la gama, aproximadamente.
Ahora mismo, lo más relevante en las baterías de sodio es que se estima que van a costar un 20% menos que las baterías LFP, que ya a día de hoy son las baterías más baratas que hay disponibles para su utilización en coches eléctricos. Y teniendo en cuenta que estamos a punto de vivir una importante ola de coches eléctricos baratos de parte de las marcas tradicionales, tampoco sería demasiado extraño que alguno de ellos, o incluso varios, cuente con esta tecnología. Pero que CATL haya decidido combinarla con la tecnología tradicional de las baterías de iones de litio nos demuestra que esta tecnología, al menos a día de hoy, ofrece una densidad energética bastante pobre.