Antes tenía un coche normal, un turismo convencional de cinco puertas. Pero hubo un día que tomé la decisión de cambiarlo por una furgoneta. Y cuidado, que habrá quien crea que lo cambié por una con asientos, que a fin de cuentas es como un SUV cuadrado o como un monovolumen, pero no. Yo lo cambié por una furgoneta comercial, una de esas que tienen mampara de separación entre la cabina y la caja, con triple asiento delantero y, además, en la configuración más básica de la gama en aquel momento. Pues ahora te voy a contar cuál ha sido mi experiencia tras 2 años conviviendo con ella.
Unos meses atrás te conté mi camperización con prácticamente todos y cada uno de los detalles, y si leíste aquel artículo seguro que entenderás muchas cosas. La decisión de cambiar mi turismo convencional por una furgoneta era clara: quería una camper sencilla, que sobre todo me diese dónde dormir, y que al mismo tiempo me sirviera para hacer ‘vida normal’, así que tenía que irme a una furgoneta mediana que pudiera aparcar en una plaza con medidas convencionales y que pudiera entrar en aparcamientos subterráneos, por ejemplo. Mi elección fue la Toyota Proace Van, que en ese momento era más barata que los modelos de Citroën y Peugeot, a pesar de que es un modelo de Stellantis.
Lo bueno y lo malo de haber cambiado mi coche normal por una furgoneta comercial pura ¿fue una buena idea hacerlo?
Cumpliendo con los requisitos que te decía antes, y contando con que necesitábamos tres asientos, la elección era fácil: longitud intermedia de las tres que comercializaba Toyota en aquel momento, y tres asientos delanteros. La quería en blanco, y sin ventanas, ni absolutamente nada, para pasar totalmente desapercibido si cualquier día queríamos dormir en cualquier parte fuera de un camping. Y así se compró, exactamente con esa idea, y con el motor de 120 CV para no tener problemas de rendimiento con el peso de los muebles y el equipamiento –la batería, la nevera, el WC portátil, etcétera-.
Dos años después, y habiendo tenido algunos problemillas para homologar una sencilla calefacción estacionaria, porque los trámites son algo confusos y tediosos, la realidad es que en el día a día he tenido cero problemas para circular, para aparcar y, en definitiva, para hacer vida normal exactamente del mismo modo que lo hacía con mi turismo anterior. De hecho, me ha venido de maravilla cuando tuvimos que hacer una mudanza de Madrid a Alicante.
El mayor problema que hemos tenido es que cuando hemos coincidido con familiares, o amigos, he echado de menos las dos plazas extra. Y que además, cuando hemos tenido que hacer un viaje largo, la plaza central es incómoda, sobre todo, porque la palanca del cambio manual te hace sentarte algo ladeado. Y al principio no es incómodo, pero después de muchos kilómetros acaba siendo cansado, mucho más que viajar con un turismo normal. Por otro lado, llevar a un niño en la misma fila que el conductor y el acompañante no termina de ser la mejor idea del mundo. Ya sabéis cómo son los niños, y esta configuración de tres asientos no es la idónea.
Me ha gustado tanto que repetiré, y ahora me voy a comprar una furgoneta todavía más grande que la actual
Después de tan solo dos años con mi Toyota Proace Van, y de haber comprobado que no me da ningún problema importante frente al coche que tenía anteriormente, no solo voy a repetir sino que además esta vez vamos a por una ‘full size’. Vamos a ser uno más en la familia, así que las tres plazas se nos quedan cortas, y en esta ocasión tenemos ya claro qué nos vamos a comprar, y efectivamente va a ser una vez más una furgoneta, pero totalmente distinta a la que tenemos ahora mismo.
Esta vez será una L2H2, que sí va a dar algo de guerra en la circulación normal, al aparcar y al entrar en según qué sitios. Pero es verdad que ahora que vivimos en Alicante, en el día a día no uso el coche y suelo ir a los sitios a pie, en bici eléctrica o en patinete eléctrico. Así que todo eso que antes era importante, ya ha dejado de ser relevante para nosotros. Por eso hemos decidido que vamos a cambiar nuestra furgoneta actual por una mucho más grande y, como te iba diciendo, muy distinta a la actual.
En concreto será una Renault Master, pero ya no en configuración comercial, sino en configuración Combi 9. Es decir, la versión de 9 plazas, pero la hemos personalizado para que tenga 8 asientos y en la primera fila sean dos butacas independientes. Hemos aprendido de uno de nuestros mayores errores, y ahora iremos en la primera fila cómodamente y sin niños, ellos van atrás. Con esta furgoneta vamos a poder viajar de forma más cómoda, acampar en camping o fuera de él, disponer de mucho más espacio para una camperización muy distinta y, además, con plazas más que de sobra. Aunque ya tenemos claro que de normal, la tercera fila estará retirada y guardada para cuando sea necesaria.
Cuando la tengamos, y vayamos haciendo la camperización, viendo que la anterior os resultó interesante, ya os iré contando poco a poco, y de forma detallada, qué y cómo lo hacemos. De momento, lo que sí quería es lanzar un mensaje de tranquilidad para que quien se esté planteando cambiar su coche normal por una furgoneta tenga una experiencia de alguien que se atrevió a dar el paso y, efectivamente, ha quedado más que satisfecho. Tanto, que ahora vamos a ir a por algo mucho más grande y muy distinto, con sus propios pros y contras con respecto a una furgoneta mediana y comercial.