Mil kilos y 180 CV. Esa fue la cifra que se quedó gravada en mi cabeza en la presentación del 595 Competizione durante los Abarth Days en el circuito de Navarra. Me gustan esas cifras, están en peligro de extinción. Hoy en día es difícil encontrar un coche que se ajuste a mis gustos personales y a un precio razonable ¿Por qué tengo que “cargar” con un montón de cosas que no quiero utilizar? Menos es más… Un buen motor, poco peso y diversión asegurada. Tenía muchas ganas de probar el 595, y no me defraudó. Pero, ¿Dónde comenzó la historia de estos escorpiones “venenosos”?
El 31 de marzo de 1949 se funda la compañía Abarth & Co. Con la idea de crear coches de competición. No tardaron mucho en cosechar los primeros éxitos, en su primer año de vida, un Abarth 204 A Roadster ganó los campeonatos italianos 1100 y de Fórmula 2.
Karl Abarth nació en Viena en 1908. Diez años después, al final de la Gran Guerra, emigró con su familia al noroeste de Italia. Allí se cambió el nombre por Carlo, y al cabo de diez años comenzó a trabajar de aprendiz en una fábrica de motos. Pronto comenzó a demostrar un gran talento para la mecánica, innovando y desarrollando soluciones técnicas. Comenzó su carrera como piloto probador y la oportunidad le llegó al tener que sustituir en una carrera al piloto oficial de la marca. Durante la preparación de la carrera mejoró el tiempo en la vuelta rápida dos veces. Durante la carrera, un fallo mecánico le obligó a abandonar. Carlo sospechó que fue un sabotaje y dejo la compañía para comenzar su carrera en solitario.
En 1939 un accidente en Yugoslavia hace que tenga que abandonar por completo el mundo de la competición. El estallido de la Segunda Guerra Mundial y su larga recuperación, hacen que tenga que quedarse en este país hasta 1945. Durante este tiempo, y debido a la falta de gasolina, Carlo comienza a experimentar con motores de queroseno.
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Cisitalia 360
Al terminar la guerra se traslada a Italia de nuevo. Retomando sus contactos en la industria automovilística y Porsche le nombró representante de Italia de su estudio de diseño. Pero no se conformó solo con eso. Al año de llegar a Italia, convenció a Ferdinand Porsche y a su amigo, el piloto Tazio Nuvolari para crear el equipo de competición Cisitalia. El objetivo era resucitar el mundo de la competición en Italia mediante coches económicos puestos a punto sobre mecánicas sencillas de Fiat. Pero las grandes marcas (Ferrari, Alfa Romeo, Maserati, Talbot…) se recuperarían antes de lo previsto. Esto, unido a un proyecto gigantesco como fue el Cisitalia 360, un coche de competición con cuatro ruedas motrices y un motor sobrealimentado de más de 300 cv llevaron a la compañía a la quiebra. La complejidad del proyecto y los elevados costes, unido a una falta de financiación, hicieron que el sueño Cisitalia se convirtiera en pesadilla, dejando a Carlo compuesto y sin novia.
Pero Abarth continuaba con la idea inicial de fabricar coches pequeños y económicos derivados de Fiat. Retomó la idea y creó, junto con Armando Scagliarini la Abarth & Co. El símbolo elegido no es más que el signo del zodiaco de Carlo, junto a los colores rojo y amarillo, representativos del mundo de la competición.
Competición e innovación. Las marmitas
Lo que queda claro es que el olfato de Abarth para los negocios está bien afinado. Aprovechando su conocimiento del mundo de la competición, comienza a crear kits para vehículos de serie con el objetivo de aumentar su potencia. Uno de los elementos destacados de los famosos Kits fueron “las marmitas”. Esta pieza consistía en un tubo central de sección constante y pasajes laterales forrados en lana de vidrio, en el que se eliminaban todos los diafragmas para contener al máximo la compresión de los gases. El sistema era simple pero innovador para la época, que daba a los coches que lo montaban un sonido muy característico, sonido Abarth. En 1962, Abarth produce 257.000 marmitas con un equipo de 375 personas, el 65% de la producción dedicado a la exportación.
Nace un mito, Abarth
Centrado en la competición y cuidando mucho su imagen como marca con unas acertadas campañas publicitarias, hacen que Abarth gane prestigio, comenzando a convertirse en un mito. La cosecha de éxitos no para de crecer, en 1956 con un Fiat Abarth 750 comienza la historia de los records; el 18 de Junio en Monza bate el récord de las 24 horas cubriendo 3.743 km. Unos días más tarde consigue otros cinco récords más, batiendo las cifras de 5.000 y 10.000 km, las 5.000 millas y también las 48 h y 72 h.
El éxito de Abarth no quedó solo en Europa. Franklyn Delano Roosvelt Jr. Hijo del presidente americano, viajó personalmente a Italia para negociar un acuerdo con Abarth y convertirse en su importador oficial para EE.UU.
Fiat 500
El verdadero icono de Abarth siempre ha sido el Fiat 500, una verdadera obra maestra que hoy en día podemos seguir disfrutando. Un año después de su lanzamiento, Abarth comenzó a transformar su imagen y comportamiento convirtiéndolo en un pequeño deportivo rápido y divertido de conducir. Sus éxitos en competición hacen que las evoluciones del Abarth 500 no paren de sucederse, siendo cada vez más rápidas y deportivas.
Fiat y Abarth comienzan así a tener un vínculo cada vez más íntimo. Fiat se compromete a premiar cada victoria en competición de Abarth. En este momento, Abarth pasa a ser prácticamente el departamento de competición de Fiat. El palmarés del Escopión comienza a crecer y crecer…. 10 récords del mundo, 133 récords internacionales y mas de 10.000 victorias en diferentes competiciones.
En los años 60 hablar de Abarth es hablar de competición, deportividad y emociones. Las modificaciones de los vehículos del grupo Fiat le hacen ganar una popularidad muy grande. Los modelos más representativos de la época como el 850 T que ganó en todos los circuitos internacionales, o el Fiat Abarth 1000 berlina que consigue el récord en Monza con unas condiciones climatológicas adversas, hacen a la marca labrarse su buena fama.
En 1965 y con la edad de 57 años, Carlo Abarth decide obtener un récord con uno de sus coches. Adelgazó 30 kg con el fin de meterse en el habitáculo de un Fiat Abarth 1000 Monoposto de 105 cv. Consiguió el récord de aceleración en el cuarto de milla y en 500 metros. Otra muestra más del tesón de Carlo para conseguir lo que se proponía.
En 1971 Fiat compra Abarth, y el apellido y el escorpión pasan a ser el símbolo de las versiones más potentes y deportivas de la marca. El último vehículo en el que Carlo Abarth participó activamente fue el A112. Carlo Abarth nace bajo el signo de Escopio, y muere también bajo el mismo signo el 24 de Octubre de 1979.