La primera sensación al sentarte en el Opel Adam recuerda a un kart,y lo cierto es que cuando arrancas y echas a andar, la sensación es muy parecida. Pero son muchos los aspectos de los que hay que hablar tras haber estado una semana probando este modelo, y después de haber recorrido cerca de 1.000 kilómetros con él.
Lo primero que llama la atención es eso, un puesto de conducción bajo y con unos asientos que no llegan a ser baquet, pero sí se aproximan en dureza y forma, lo que permite ir sujeto de forma excelente en cualquier curva, y prácticamente a cualquier velocidad. Además, y esto quizá es una pega, un volante en posición elevada, de radio ligeramente excesivo para un modelo que ya tiene ciertas aptitudes deportivas. Pero claro, es que ese no es su terreno.
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Un interior divertido, pero poco práctico
Es un urbano muy pop, con todo tipo de detalles interiores que casan con el color de la carrocería. Desde el pomo en cuero hasta las molduras del salpicadero o la parte trasera del retrovisor central, todo ello cuidado al detalle manteniendo esa divertida hegemonía cromática. Ahora bien, además de haber cuidado el detalle en los colores, Opel también ha mimado de forma destacable los materiales. Plásticos de calidad y cuero en el volante o la palanca de cambios, así como el freno de mano.
Pero el problema no es ese, sino cómo están aprovechados los sólo 3,6 metros del Opel Adam que, aunque nos dejan unos asientos de conductor y ‘copiloto’ espaciosos, reducen este espacio a unas mínimas plazas traseras en las que difícilmente van a ir cómodos dos adultos. El maletero, además, es realmente pequeño como para plantearse viajar más de un fin de semana con el pequeño Opel Adam.
En este punto, lo que debemos tener claro es que el Opel Adam va a cumplir perfectamente si no pretendemos ir más de dos personas en él. Y si queremos ir cuatro personas, olvídate de viajar con ellos o recuerda llamar a un amigo para que lleve el equipaje. ¿Un punto en contra? En realidad, simplemente es algo a tener en cuenta, aunque el maletero sí le resta puntos mirando a algunos de sus competidores.
El fuerte del Opel Adam es su motor. Y tan fuerte
La clave del Opel Adam, sin duda, es su motor. Nos ofrece 115 cv con un comportamiento, si me lo permitís, alucinante. En todo el recorrido de la aguja vamos a encontrar fuerza y aceleración, además de que nos permite llevarlo a un régimen elevado sin ningún ruido ni vibraciones extrañas. Lo cierto es que este motor se comporta de maravilla, y con sus ‘sólo’ 115 caballos el Opel Adam agradece sus dimensiones y peso, muy reducidos, que ayudan a ofrecer un rendimiento espectacular.
Ahora bien, el tres cilindros del Opel Adam tiene unos consumos comprensibles cuando circulamos con tranquilidad, pero fácilmente se sube a los 7 litros, y podemos empeorar aún más la media si hacemos recorridos urbanos aprovechando la sorprendente respuesta del motor 1.0 turbo del Opel Adam.
El Opel Adam nos ha sorprendido, y muy gratamente
Dejando a un lado que tiene unas plazas traseras comprimidas y un maletero muy reducido, el Opel Adam demuestra un comportamiento soberbio en la carretera, y se plantea como un vehículo para los que realmente disfrutan del asfalto. Es un coche de capricho, y en torno a los 18.000 euros cumple con las expectativas en sobremanera. A pesar de su aspecto de urbano ‘pop’, el Opel Adam deja boquiabierto a cualquiera en su paso por curva.
Es esta la clave del Opel Adam, el comportamiento dinámico que ofrece gracias a un excelente chasis capaz de soportar también los 150 cv del Adam S, y una suspensión rígida y estable que nos permite circular con unas sensaciones muy agradables. Como ya comentábamos, un pequeño capricho en el que, por una conducción visceral y deportiva, sacrificamos en consumos y espacio interior. Y evidentemente, si buscamos disfrutar de una conducción más tranquila, el Opel Adam también va a cumplir con lo que esperamos.